EL MILAGRO DE LA VIDA

Estaba apunto de llegar el día. Todavía no estaba clara la fecha, pero se le notaba en la cara. El cansancio, la falta de aliento, las noches sin dormir... todo indicaba que faltaba muy poco. Sin ninguna duda, la vida estaba a punto de cambiarnos. Estábamos seguros de estar preparados para lo que se avecinaba, aunque todavía éramos jóvenes.
Aquella noche, todo se desató. Los dolores y los vómitos empezaron a florecer. Eran continuos, llegaban cada diez minutos y aunque duraban muy poco, la dejaban totalemente indefensa. La veía retorcerse y jadear, se le saltaban las lágrimas. Mientras caminabamos, de camino al hospital, se agarraba fuertemente a mi brazo. El camino se hizo más largo de lo que esperábamos, dado que teníamos que ir parando a descansar.
Cuando llegamos, su tiempo había llegado a término. Con urgencia la ingresaron para preparla. Le pusieron  un camisón azul, una vía en la muñeca y la tumbaron en la camilla.
Después de dos empujones y algún que otro jadeo, por fin se escuchó... era un llanto perfecto, un llanto lleno de vida... y allí estaba ella, despeinada, cansada, dolorida... y una sonrisa que iluminaba al bebé que llevaba entre sus brazos.
Era doce de abril, el día en que había nacido... Aida.




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Con Miguel Ángel Tobías y Estrella

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